Ocho apellidos vascos full movie
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Uno de mis proyectos recientes ha sido la elaboración de un artículo sobre el éxito de taquilla de 2014 Ocho apellidos vascos (Figura 1). El artículo se incluirá en un número especial de la revista sobre la película. El título de mi artículo es “El matrimonio como teatro”: La política performativa del matrimonio en Ocho apellidos vascos”. Mi contribución se centra en el papel fundamental que desempeña el matrimonio en la película, concretamente en lo que respecta a su interrelación con la actuación y la performatividad. Propongo que en la película el matrimonio funciona como una forma de política unificadora utópica que funciona tanto a nivel personal como político.
Terminé el artículo en el verano de 2016 y recientemente me han pedido que haga algunos cambios tras la revisión de los compañeros. Como resultado, he vuelto a ver y a pensar y a leer sobre la película. He pensado en escribir un post para facilitar algunas de las ideas que he tenido como consecuencia de las preguntas extremadamente sugerentes que han planteado los revisores. Soy consciente de que se trata de un artículo bastante desordenado y desordenado, y lo que me ha revelado al escribirlo es que todavía tengo que dedicar algo más de tiempo a reflexionar sobre lo que pienso de esta película.
Ocho apellidos vascos subtítulos en español
Está rodada en Gipuzkoa y cualquiera que nos haya visitado reconocerá sin duda algunas de las localizaciones, en particular Zarautz y Getaria. La popularidad de la película en España ha provocado un aumento del turismo aquí, con muchos carteles que anuncian “¡Ochos destinos vascos!”.
La película cuenta la historia de Amaia, una futura novia abandonada, y su encuentro fortuito y posterior aventura de una noche con un sevillano despreocupado en su supuesta despedida de soltera en Andalucía. Rafa, el mencionado sevillano, la sigue hasta el País Vasco para declararle su amor y traerla de vuelta a Sevilla. Sin embargo, cuando llega al País Vasco, la testaruda Amaia tiene otras ideas y lo manda a paseo. Rafa no es tan fácil de rechazar, y el sevillano se ve envuelto en una divertida farsa en la que se hace pasar por un vasco de cuerpo entero para conquistar a Amaia y a su padre.
La película no rehúye los estereotipos vascos, algunos de los cuales son obvios (la escena en la que Rafa pasa por delante del cartel de “Bienvenido al País Vasco” y de repente descubre que el hermoso sol español ha dado paso a la ira de Thor) y otros en los que no había reparado antes pero que ahora, gracias a la película, veo por todas partes. (Rafa: “¿Por qué todas las chicas vascas parecen cortarse el flequillo con un hacha roma?”). Tal vez eso explique el corte de pelo absolutamente desastroso al que me sometieron en la sucursal donostiarra de Toni & Guy hace unas semanas.
Ocho apellidos catalanes
Spanish Affair ha calado en el público español y ya es una película imprescindible, camino de convertirse en la segunda película española más taquillera de todos los tiempos, por detrás de Lo imposible, de Juan Antonio Bayona. Como comedia, esta historia de un joven sureño que busca conquistar el corazón de una chica vasca es un asunto muy español. Repleta de referencias locales, es difícil que el interés se extienda más allá de España, o al menos de los territorios de habla hispana, aunque puede haber posibilidades de remake si se encuentra algún guionista astuto que la traduzca al completo a otra cultura. Inevitablemente, ya se está preparando una continuación.
Para que tenga algún sentido, una introducción: los sevillanos son estereotipados como personas extrovertidas, ingeniosas, sociables y que llevan gomina, y nada de lo anterior se aplica a los vascos, gruñones, defensivos y ferozmente nacionalistas.
Aunque la idea de este choque cultural no es demasiado original, todos los participantes la llevan a cabo con gran brío. Rafa (el cómico y presentador Dani Rovira, que debuta en un largometraje) se presenta en las fiestas locales y cuenta un par de chistes antivascos, lo que ofende a Amaia (Clara Lago), ya descontenta por haberse disfrazado con el traje local. Ella se emborracha y se queda en su casa, pero a la mañana siguiente ha vuelto al norte y Rafa, prendado, decide seguirla (“No tiene la culpa de ser vasca”, explica a sus amigos horrorizados).
Ocho apellidos vascos calificación de la edad
“Ocho Apellidos Vascos”, o su título en inglés, “Spanish Affair”, es una comedia romántica, y lo digo con cariño. A menudo, el género tiene una divertida incapacidad para pasar el test de Bechdel, y las tramas son repetitivas en el mejor de los casos. A estas alturas del siglo XXI, no hay nada que no hayan hecho las comedias románticas, salvo poner a alguien que no sea blanco como protagonista (aunque Netflix se ha esforzado por llenar ese vacío recientemente).
El título español “Ocho Apellidos Vascos” se traduce directamente en “Eight Vascan Last Names”, que es otro aspecto interesante de la película, al menos para un estadounidense. Cómo es posible que alguien tenga ocho apellidos es una práctica cultural que tiene que ver con el intento de mantener el nombre de la familia materna, aunque sólo sea durante una generación. Es realmente genial y, de nuevo, ayuda a que “Ocho Apellidos Vascos” mantenga los chistes fáciles y cursis fuera de la película con momentos como cuando Rafael tiene que idear y recordar ocho apellidos de origen vasco. La verdadera estrella de la película, sin embargo, es el idioma español. El idioma español. Es un tópico decirlo, pero en las cuatro semanas que he estado en España, he escuchado tantos acentos diferentes, muchos de los cuales también he captado en esta película. Cuando Rafael habla, se salta la “d” cuando está entre dos vocales. El efecto es un sonido “ow” más suave que no había escuchado en la práctica desde mi clase de lingüística de la primavera pasada. Lago tiene una cierta melodía en su voz que te hace sentir como si estuvieras flotando. El “claro” suplicante, el “perdón” sorprendido o incluso un “a ver” castigador añaden un ritmo extra al español que sólo podrías obtener de un hablante nativo. “Ocho Apellidos Vascos” me hizo desear poder explorar el resto de España, tal vez ir al sur y escuchar otros acentos. Pero, por desgracia, tendré que conformarme con ver películas españolas el resto del verano.